01 junio 2023

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De cada mil que me buscan...



Lo dijo Krishna en el Bhagavad Gita y luego, en similares palabras lo repitió Jesús en la Biblia Cristiana: 
"De cada mil que me buscan, uno me encuentra, de cada mil que me encuentran, uno me sigue, de cada mil que me siguen, uno es mío"

Estas extraordinarias palabras se refieren a el reconocimiento y la posterior conquista del verdadero Ser, una cuestión que debería ser de lo más fácil si lográramos entender el origen, el significado y las terribles consecuencias de las malas cualidades como el deseo, la ira, la lujuria, etc. etc. 

Por estas malas cualidades inherentes en la psique humana, el hombre se pierde en los placeres del mundo y vive hundido en la miseria. 

Por eso todas las iglesias de todas las religiones del mundo, están llenas de individuos que han llegado a las mismas por los diversos tormentos y aflicciones que los hacen sufrir y que son consecuencias directas de esas malas cualidades. 

Todos los textos sagrados (Biblia, Corán, Vedas, etc. etc.) y todas las religiones del mundo persiguen la misma y única verdad  que es la conexión con lo divino, pero lo que muchos no saben es que lo divino está adentro de cada individuo y en todo lo existente, de ahí que muchos vagan de religión en religión y no logran encontrar nunca nada ni sanar sus  aflicciones, esto es porque jamás van a encontrar a ningún Dios afuera de si mismos,  Dios está adentro de cada uno, esa es la verdad. 

Luego, muchos vislumbran esta verdad pero, por la difícil tarea de eliminar las malas cualidades, sus vidas siguen en la aflicción y la miseria. 

Por eso los grandes sabios como lo fueron también Krishna y Jesús, al conocer perfectamente esta lamentable realidad en el comportamiento humano, dejaron establecido esa gran verdad de que: De cada mil, con suerte uno puede alcanzar y conquistar el secreto divino, estableciéndose en la rectitud y vivir en bienaventuranza.

Para eliminar las cualidades, es indispensable el control de la mente, para poder controlar los sentidos. La mente nunca está quieta, salta de un pensamiento a otro sin cesar y sino se la controla, crea todo tipo de desequilibrio emocional que luego se manifiestan en diversas enfermedades. El cuerpo físico a menudo se enferma por dos tipo de alimentos: la comida ordinaria que ingerimos por la boca y la comida mental que ingresa por los pensamientos.

Amigos estas enseñanzas hoy más que nunca están al alcance de todos, hagamos el intento de alcanzar la sabiduría suprema, les puedo asegurar que la paz y la felicidad que se experimenta es simplemente no comparable con nada. 

Cuando reconocemos a Dios dentro nuestro, la necesidad de un guía, gurú, pastor, sacerdote, religiones y todo lo se le parezca, simplemente se desvanece.

L-e Miranda

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